Jueves 8 de Marzo 2018

Cuarto día en prácticas y el menos productivo para mi gusto. Esta vez se me pidió observar las acciones realizadas por la directora del plantel, llegué, la saludé y le informe que de ser necesario la seguiría a todas partes a lo que ella respondió con una sonrisa risueña aunque tenía en parte algo de verdad. Anoté todo lo que necesitaba, la entrevisté e inclusive entablamos una charla muy amena. Se llegó la hora de receso y pedí permiso para retirarme a jugar con los niños, lo que mejoró mis expectativas sobre ése día, jugamos, reímos y el tiempo se pasó volando, como me hubiera gustado extenderlo un poco más. Se retiraron a sus respectivos salones excepto uno que se quedó en dirección conmigo.. Jesús es un niño con autismo, ya lo había notado antes en otro salón, disperso y berrinchudo, pero buen niño a final de cuentas, metido en su mundo, que traté de entender, pero por más que intenté sólo logre comprender que tenía que prepararme, no cualquiera puede manejar éste tipo de situaciones. Como docente debemos entender que hay una gran diversidad de caracteres y que tenemos que estar preparados para cualquiera que se nos presente, saber actuar con eficacia y amor, pero sobre todo con vocación. La inclusión ya es una realidad y un derecho de todos. Debemos hacer que se respete.

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